Patagonia

Las Grutas, en Río Negro, es uno de los grandes destacados de la Costa Patagónica en el verano. Las aguas más cálidas de la región y playas para los que buscan tranquilidad en familia, más toda la gastronomía con los frutos de mar del Golfo San Matías, que llegan frescos y en versiones gourmet a la mesa. Para agendar: Fiesta Nacional del Golfo Azul en Las Grutas del 15 al 17 de febrero, con una programación que da lugar a las bandas independientes, la música folclórica y el rock sinfónico, con entrada libre y gratuita en el Polideportivo Municipal.

Cabalgatas, bosques y alojamiento exclusivo en un lugar de belleza impresionante, con panorámicas al Lago Argentino, por ejemplo, en El Esplendor, el primer hotel boutique cuatro estrellas de la zona. Contemplar y explorar son las dos máximas de este destino que es la fantasía de argentinos y extranjeros. Otra opción, además de las excursiones clásicas como el trekking en el Perito Moreno, es embarcarse y conocer el Parque Nacional Los Glaciares en un crucero.

Muy pronto: en El Calafate del 15 al 23 de febrero llega la Fiesta Nacional del Lago Argentino, el más austral de los grandes lagos de la provincia de Santa Cruz.

El encanto de Villa Llao Llao

En Bariloche, durante la temporada cálida, el mejor plan es adentrarse en la naturaleza y sentir la amabilidad de los rayos del sol en los bosques, el perfume de las flores y los colores que esta época del año expone. A 25 km de la ciudad, Villa Llao Llao Villa Llao es un destino en sí mismo a los pies del Nahuel Huapi. A lo largo de la Avenida Bustillo, que conecta el centro con esta localidad, se suceden un sin fin de atracciones que piden paradas obligatorias. La primera es el Cerro Campanario. La sugerencia es desestimar la aerosilla y subir a pie por el sendero. La selfie panorámica desde la cima es el trofeo para quienes hacen el esfuerzo.

Más adelante, en este maravilloso entorno patagónico, el hotel Tunquelén tienta a los viajeros con una estadía en pleno bosque nativo, para desayunar mirando el lago y pescar con mosca frente a la cordillera de los Andes. Su spa también mira a la montaña y asegura un relax completo. Muy cerca, al atardecer, Bellevue invita a celebrar la caída del sol en sus jardines con un salmón ahumado en pan brioche. Para los golfistas, el sueño se hace realidad en el campo del enigmático Hotel Llao Llao, con 18 hoyos de ondulantes fairways e imponentes greens. El bosque austral del Parque Municipal Llao Llao es ideal para hacer trekking y descubrir especies autóctonas, como los arrayanes, con sus característicos troncos retorcidos de color ladrillo. Al final de la travesía, aguarda un glorioso mirador.

Turismo aventura por el cielo y el fondo del mar

En Colonia Suiza se puede volar por los bosques, literalmente. Canopy es la novedad de la zona para vivenciar la geografía de una forma única. En una clase de instrucción grupal de 15 minutos, los guías muestran las técnicas básicas de deslizamiento y seguridad y preparan a los intrépidos para vivir sensaciones distintas en medio de un entorno natural asombroso que fue el primer asentamiento europeo en la región. Hoy, Colonia Suiza es patrimonio histórico, y mantiene intactas las características originales de la época de su fundación a fines del siglo XIX.

Bucear en el bosque sumergido del Lago Traful es una de las experiencias más mágicas que regala la zona. Este bosque se compone de 60 cipreses que fueron arrancados de las laderas por un enorme movimiento de tierra que ocurrió en los años sesenta y ahora yacen ahí, como petrificados. Dicen que el mejor horario para zambullirse en este espacio encantado es el mediodía, cuando la luz y la claridad del lago permiten bajar hasta las raíces de los árboles. El avistaje de aves es otra de las atracciones del lugar. En este caso, guías expertos llevan a turistas a conocer las innumerables especies de pájaros que ahí habitan: parejas de cauquenes, carpinteros gigantes, chucaos, bandurrias e incluso cóndores. Frente al centro cívico de Villa Traful, la casa de Nancu Lahuen ofrece las tortas más elogiadas de la zona.

De cervecerías artesanales -Casa Olmos sirve más de 30 variedades en una casa típica fueguina declarada patrimonio cultural de la ciudad- a chocolaterías premium y un circuito imperdible de gastronomía fueguina, la capital de Tierra del Fuego es puro deleite para el paladar. En Kalma, Jorge Monópoli hace una cocina fueguina investigativa -casi molecular- de kilómetro cero, con productos de cercanía que él mismo busca, como hongos silvestres y algas. El menú degustación es para los que vienen con ansias de probar: “Hay erizos, aparecen algunas espumas, hay unos aires, un gel, y mucho de recolección. En esta época del año el bosque está lleno de hierbas y flores que así como crecen mueren, nadie las usa, no se consumen porque no se conocen. Por eso también tengo el proyecto Cocina Nómada: un ciclo gastronómico de difusión”, cuenta el chef.

Para los aventureros, la nueva Expedición Centolla Artesanal a Puerto Pirata que ofrece Los Cauquenes Resort + Spa + Experiences propone capturar y almorzar a bordo. También hay vuelos en helicóptero para ver el fin del mundo desde el cielo con la original idea del emprendimiento Heliushuaia, con diferentes rutas para elegir: Laguna Esmeralda, aterrizaje en la Cordillera de los Andes, Estancia Harbertone, Isla de los Estados.